Se consideran millennials a todas las personas nacidas entre 1981 y 1996, aproximadamente, porque hay cierto baile de fechas. También conocidos como 'Generación Y' o milénicos, los ya no tan jóvenes que nacieron entre esos años experimentaron un cambio fundamental que ninguna otra generación ha podido vivir: la llegada de internet a sus casas. Son la única generación que conoció lo analógico pero se desarrolló con lo online, y eso ha tenido muchas consecuencias. Desde haber hecho del selfie su bandera hasta usar el teléfono para todo menos para hacer llamadas.

Los millennials han supuesto una verdadera revolución social y han hecho que todo cambie. Desde las aspiraciones profesionales a la manera en la que se comunican con los demás. Buena prueba de ello es la forma en la que usan sus teléfonos móviles: hacerse fotos, escuchar música, mirar las redes sociales... ¡cualquier cosa menos hacer y recibir llamadas!

Porque las llamadas de teléfono, al parecer, provocan ansiedad en los millennials. "No lo he oído", "lo tenía en silencio" o "tenía poca cobertura" son las tres principales excusas de los millennials para no coger una llamada. De alguna forma, para esta generación una llamada de teléfono puede ser recibida como una ofensa o una intromisión en su intimidad que, además, consume mucho tiempo.

Así lo recoge el estudio 'Generation mute, millenials phone call statistics' realizado a 1.200 millenials estadounidenses nacidos entre 1981 y 1996. Este estudio revela que el 75% de los participantes se siente molesto al recibir una llamada y que el 81% de los jóvenes siente ansiedad antes de reunir el valor suficiente para hacer una llamada.

"Los millennials y la generación Z han integrado la comunicación mediante plataformas asíncronas, en las que no es necesario que coincidan en el tiempo los dos interlocutores, y les resulta más fácil, cómodo y menos intrusivo", afirma Enric Soler, profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). "Es una intrusión que el joven no sabe cuánto tiempo lo mantendrá ocupado y, además, tienen la percepción de que quien llama tiene más necesidad que quien recibe la llamada", afirma Soler.

El psicólogo también pone sobre la mesa un tema interesante: la falta de seguridad que experimentan la mayoría de personas que ha aprendido a comunicarse a través de otros canales de comunicación donde, de alguna manera, ellos eligen cuándo y durante cuanto tiempo estar disponible o atender a otras personas. "La falta de seguridad en sus habilidades comunicativas ante la conversación presencial y síncrona hace que pongan en marcha mecanismos de defensa como la evitación; si no responden, no hay oportunidad de poner a prueba ese déficit de habilidades".

Esta ansiedad se ha visto incrementada por la pandemia debido a las videollamadas. Durante el 2020 las videoconferencias diarias aumentaron un 30% según el Panel de Hogares de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Si ya supone un esfuerzo hacer una llamada... ¡imagínate una videollamada, que encima tienes que dar la cara!

La videollamada está más de moda que nunca a raíz de la situación generada por la pandemia, teniendo que haber incorporado a nuestras vidas la costumbre de hablar con nuestros jefes, profesores, compañeros de clase a través de este medio, ¡o peor aún, hacer entrevistas de trabajo! ¿Un truco para prepararte para una llamada o videollamada en la que tienes que intervenir? ¡Tener a tu lado un cuaderno de notas! Puedes apuntar aquellas cosas que quieres decir, frases textuales que te puedan ayudar a expresar lo que quieres y de la manera en la que lo quieres o datos que no se te pueden olvidar.