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La pandemia ha dejado un nuevo objeto fetichista: las mascarillas con olor a vulva

  • La venta de ropa interior ya era un gran negocio, las mascarillas con olor a vagina solo son un paso más allá

  • Primero, la mascarilla se usa como ropa interior y después se vende a aquellas personas que puedan estar interesadas

Cuando escuchamos por primera vez el término nueva normalidad se nos pasarían por la cabeza miles de escenarios posibles, pero, probablemente, ninguno de ellos tendría que ver con cruzarse a una persona en el supermercado que lleva puesta una mascarilla que ha comprado por internet y que, anteriormente, se ha pasado unas horas en contacto con los genitales de una mujer. Está claro que el negocio del sexo y el fetichismo saben cómo reinventarse, y si ahora hay una nueva "prenda" obligatoria en nuestro día a día, ¿por qué no se le iba a poder dar una vuelta de tuerca para hacerla más... sexy?

¿Es sexy el término adecuado para referirse a las mascarillas con olor a vulva? Probablemente no. Pero así es como funciona un fetichismo: lo que a ti te parecería una locura a otra persona le resulta de lo más excitante que ha hecho en su vida. Hay gente a la que le pone que le toquen con los pies, otra a la que le flipa la lencería y otra que disfruta muchísimo con cierto tipo de olores.

La compraventa de bragas usadas es un buen negocio

Cada vez hay más facilidades para encontrar o poner a la venda cierto tipo de prendas usadas, sobre todo ropa interior y calcetines, a través de internet. El perfil del comprado es, en su mayoría, un hombre al que, digámoslo así, le apetece darse un capricho. Así que estas prendas tienen que venderse a un precio adecuado a la mayoría de su público. Aunque habrá casos especiales y más exigentes, los precios suelen rondar los 50€ por prenda.

La fundadora de Secret Panties, una web española diseñada para facilitar la compraventa de ropa interior usada, contó a Yasss que "el dinero que gana cada una depende un poco de cómo es de proactiva, de cómo hace las fotografías y cómo usa el chat", asegurando que a través de su portal se podían ganar unos 700 euros mensuales.

Mascarillas con olores íntimos

Con la llegada de la pandemia y la obligación de llevar mascarillas en cualquier espacio que no sea tu propia casa, el mundo del fetichismo se ha adaptado a las oportunidades que le podrían ofrecer los nuevos objetos cotidianos como las mascarillas.

“Imagínate ir por los pasillos de un supermercado y disfrutar de mi aroma íntimo. Hago las mascarillas más agradables del mundo“, decía una vendedora de cubrebocas con olores íntimos que ha contado su experiencia para VICE. "Es como un pequeño secreto que solo ellos conocen y esto lo hace arriesgado y divertido", continúa.

Tanto ella como otras vendedoras de este tipo de producto han explicado cómo lo hacen para que la mascarilla huela a vagina. Se la colocan sobre su ropa interior y la llevan puesta, a modo de salvaslip durante varias horas. Después, la envían al comprador. En Snifffr, un portal de internet dedicado a la venta de ropa interior usada, el precio de las mascarillas con olor a vulva roda entre los 5 y los 250 dólares, aunque el precio medio suele estar en 15 dólares por producto.

"Personalmente, es emocionante saber que una mascarilla que he tenido en mis bragas ahora se está usando en la cara de alguien y está disfrutando", concluye esta vendedora. Por cierto, de entre todos los tipos de mascarillas que existen, las más prácticas para este propósito son las quirúrgicas de tres capas.

¿Y protegen igualmente contra el coronavirus? No olvidemos que la función primera de una mascarilla es evitar los contagios. Pero, si ha estado varias horas en contacto con los genitales de una mujer, ¿siguen siendo efectivas? No hay estudios que hayan tenido en cuenta esta situación, aunque, evidentemente, desde un punto de vista higiénico nadie recomendaría esto. Además, sobre lo que sí hay conclusiones científicas es sobre el contagio del coronavirus a través de restos fecales, aunque, en principio, por vía vaginal no habría evidencias.