Solo el hecho de disparar una foto con la cámara del móvil para después aplicarle algún filtro, es algo que a día de hoy nos llena. Eso es así y no pasa nada por reconocerlo, pero no queda ahí la cosa. La gracia de fotografiar todo lo que hacemos y de inmortalizar los viajes, outfits y, en general un poco todo, busca la aprobación del público. Y así es como nos hemos enganchado a que el numerito de 'me gustas' y comentarios aumente con cada nueva instantánea que publicamos.

Sin darnos casi cuenta, las redes sociales se han convertido en algo tan necesario en nuestro día a día, que ya no entendemos muy bien el hecho de salir a algún sitio sin retransmitirlo a través de un story o con una foto retocada. Y eso ha añadido una presión más a nuestras cabecitas y al hecho de querer mostrar esos mundos perfectos o el triunfo continuo en todo.

Este nuevo estrés de dar parte a los demás de lo felices que somos a todas horas de y lo guay que es todo lo que hacemos, está generando una nueva realidad preocupante. Los filtros y ciertos retoques se están empezando a quedar cortos y la realidad que revela un último estudio es que los jóvenes cada vez pasan más por el quirófano para hacerse retoques estéticos y no perder 'me gustas'.

Por esa obsesión, Instagram ya ha prohibido los filtros de cirugía estética en los stories para que no nos rayásemos demasiado, pero es un hecho que el salir mejor en los selfies es una preocupación que se tiene ahora y que ha quedado confirmada tras este estudio de la American Society for Aesthetic Plastic Surgery. Este nos revela que el 20% de las operaciones estéticas se realizan los jóvenes de 18 a 24 años y, que el 10,5% están influidas por la adicción a salir bien en las redes sociales, mientras que un 4,99% los hace por la influencia de algún famoso.

El hecho de parecerse más a esos filtros que nos flipan o a algunos famosos a los que siguen con los ojos cerrados ha hecho según los expertos que estas operaciones estéticas que antes se hacían en edades más avanzadas se hagan ahora cada vez más entre los jóvenes. La motivación es clara: quieren salir perfectos en sus selfies y por eso no se duda en acudir al cirujano para lograr un aumento de pecho, glúteos o liposucciones a tiempo. Los retoques más demandados según indica la SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética).

Más allá de pasar por el quirófano para lucir selfies divinos, también en los últimos meses están creciendo los tratamientos de belleza entre los jóvenes para cuerpo y rostro, la mesoterapia, todo lo que tenga que ver con afilar nariz y pómulos y el cada vez más uso de la toxina botulínica para tratar las primeras arrugas, tal como indica el doctor Pierre Nicolau al respecto.

El objetivo es parecerse cada vez más a los filtros y lo que realmente está preocupando al sector médico es que no se busque el asesoramiento correcto por parte de cirujanos o expertos y que esa por obsesión por la mejor foto lleve a los más jóvenes a tomar decisiones de las que luego se arrepientan.