Cuando el coronavirus se convirtió en una palabra habitual del vocabulario colectivo, los jóvenes comenzaron a desarrollar una serie de preocupaciones derivadas de la pandemia. La precariedad laboral, la incertidumbre sobre su futuro y, sobre todo, la salud de sus padres. Si bien las dos primeras inquietudes siguen siendo una incógnita para la generación millennial, el proceso de vacunación ha hecho que muchos se quiten un peso de encima.
Según el Instituto Nacional de Estadística y los datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad, a 5 de mayo el 11,37% de la población española ya ha recibido la vacuna completa contra el coronavirus, y el 26,74% al menos una dosis. Estas cifras suponen un alivio para muchos jóvenes como Jesús, de 25 años, que desde que comenzó la pandemia redujo el contacto al mínimo con sus seres queridos. “En este año he visto a mi abuela dos veces”, comparte. “Por eso el tema de las vacunas significa tanto para mí. Ella lo ha pasado muy mal. Imagínate a alguien mayor aislado de su familia. Si los de 20 años lo hemos pasado mal y hemos tenido miedo, tú piensa en una persona de 90 años que no sabe si volverá a ver a sus hijos y nietos”, reflexiona.
Para Esther, de 23 años, la vacunación de sus padres ha supuesto un punto de inflexión. “El día que le pusieron la segunda dosis a mi madre hasta lloré, con eso te lo digo todo”, confiesa entre risas. “Es una alegría inmensa porque al final muchos nos habíamos acostumbrado a vivir con esa incertidumbre de ‘y si mis padres se ponen malos’. Y cuando has perdido a seres queridos o conoces a gente que ha muerto por el Covid, todavía te sientes más aliviada”, afirma la joven.
“Desde que pusieron la vacuna a mis padres yo estoy tranquilo”, afirma Manuel Alberto, de 31 años. “No sé cuándo nos tocará a los de 30, pero mira, mientras nuestros padres, tíos y abuelos estén bien, la espera se aguantará como se pueda”.
No son casos aislados, ya que los avances en el proceso de vacunación y el inminente final del estado de alarma están provocando un cambio de mentalidad. La neblina de desesperanza que afectaba a toda la población se va convirtiendo poco a poco en optimismo; vemos la luz al final del túnel.
1. Controla tus expectativas
Si bien la población mayor de 60 años y ciertos sectores profesionales están recibiendo sus respectivas dosis contra el coronavirus, lo cierto es que todavía queda un gran porcentaje de la población sin vacunar.
El proceso de espera puede ser lento y frustrante. Además, la vacuna no va a ser un punto y final. El cambio hacia la nueva normalidad será progresivo; seguirán siendo necesarias las mascarillas, la distancia de seguridad y las limitaciones de aforo. En otras palabras, todavía quedan muchos meses para que puedas bailar la última canción de Bad Bunny en la discoteca como antaño.
2. Fíate sólo de fuentes oficiales
A la hora de informarte sobre el proceso de vacunación o el coronavirus, siempre debes recurrir a fuentes oficiales. Es decir, al Ministerio de Sanidad, los datos proporcionados por las empresas farmacéuticas que han elaborado las vacunas, o expertos en la materia.
Siento decirte que las cadenas de WhatsApp no son muy fiables, sobre todo cuando su objetivo es sembrar el pánico sobre las vacunas o verter información falsa sobre el coronavirus.
3. No te sobreinformes
Es tan importante estar informados como no sobreinformarnos. ¿De verdad te ayuda revisar todos los días el porcentaje de población vacunada? ¿Va a cambiar algo ese 1% más para que te sientas tranquilo y optimista? Probablemente no.
El exceso de información solo aumenta la impaciencia e incluso altera la percepción del paso del tiempo.
4. No pongas tu vida en stand by
Aunque no estés vacunado, tu vida sigue. Tienes que adoptar ciertas medidas de seguridad, como el uso de mascarilla, evitar aglomeraciones, respetar las distancias de seguridad y aislarte si sospechas que has contraído el coronavirus. Sin embargo, esto no significa que constantemente debas estar encerrado en casa sin hacer nada ni ver a nadie.
Hay muchos planes compatibles con la pandemia. Son muchos los jóvenes que han comenzado a realizar senderismo y deporte al aire libre, y también los grupos de amigos que apuestan por un ocio diferente haciendo picnics en el campo en vez de en terrazas masificadas.
5. Sigue protegiendo tu salud y la de los que te rodean
Como acabamos de ver, aunque tu vida siga adelante también debes actuar con responsabilidad. Estés vacunado o no, debes usar mascarillas homologadas (¡Y bien colocadas!) y ser prudente. No solo estarás cuidándote a ti, sino que también protegerás a tus seres queridos.