¿Qué contarías si hicieran un documental sobre tu vida? Puede que muchos optasen solo por mostrar la parte bonita y llena de momentos felices, pero J Balvin ha querido ser muy sincero y narrar sin tapujos todo lo que ha vivido, tanto lo bueno como lo malo. En 'El niño de Medellín', documental disponible en Amazon Prime Video, el cantante colombiano habla abiertamente sobre sus problemas de salud mental y explica lo mucho que ha luchado para llegar a la cima del éxito.

"La gente conoce la gloria, pero no la historia", dice el cantante de regreso a su tierra, lugar al que vuelve para dar una serie de conciertos en plenas revueltas en Colombia en 2019. Esas imágenes de la situación tan complicada que vive el país se van intercalando con los testimonios, con las batallas internas del paisa, que desde pequeño supo que quería ser una estrella.

Tal era su deseo que, siendo muy joven, se mudó a Estados Unidos para labrarse una carrera en la música; en concreto, se asentó en Miami, ciudad donde hay una gran comunidad hispana, junto a su novia, María 'Mona' Osorio. Una experiencia que no recuerda con mucho cariño, ya que "la vida como inmigrante no fue nada fácil": "Llevaba una doble vida, pintaba casas durante el día para sobrevivir y, por la noche, fingía ser una estrella".

Lo que más atormentaba al artista era tener que regresar a Colombia y decirle a su familia que no había triunfado en el mundo de la música: "Me sentí frustrado porque quería ser alguien importante. No quería volver a Colombia como un perdedor, pero no me sentía bien en Estados Unidos llevando una vida falsa". Esa frustración desembocó en depresión, la primera que sufrió en su vida y que hizo que pasase por un trago muy amargo: "Sentía que me moría. Me daban taquicardias, me entraba ansiedad y me sentía sin esperanza".

Su desesperación por salir del pozo hizo que comenzase a tomar pastillas para poder dormir: "Alguien me recomendó unas pastillas para dormir y tomaba cinco cada noche. Estaba jodiendo mi cerebro". La situación se volvió tan insostenible que prefirió volver a Colombia y tratar de hacerse un hueco en el mundo de la noche desde su Medellín natal: "La depresión es un infierno. Es más fuerte que uno mismo. Nada tiene sentido y llegué a pensar en suicidarme. Llamé a mi madre llorando: ¿por qué elegí este trabajo?".

Esa depresión se agudizó, así como los ataques de ansiedad (sobre los que el cantante siempre ha hablado sin tapujos), cuando alcanzó la fama, ya que no sabía cómo afrontar tener un alter ego: "La vida tiene altibajos y puede afectarnos mucho. Cuando tienes ansiedad o depresión, te sientes fuera de tu cuerpo, como si no existieras [...] Durante mi depresión, la tensión entre José y J Balvin se agudizó y bajé al infierno porque quería ser otra persona con joyas, chicas y coches. Estaba perdido y me olvidé de José".

Contarlo fue terapéutico para él: "Necesitaba compartir con el mundo y comencé a hablar de mi depresión. Me sirvió como terapia. En los momentos más duros, no miro hacia fuera sino que miro dentro. Uso la meditación. No tomo drogas ni alcohol, la meditación me ha salvado la vida". Es por eso que anima a todos sus seguidores a pedir ayuda psicológica o psiquiátrica si lo necesitan.