Casi al mismo tiempo que la pandemia del coronavirus arrasaba con todo saltando de un país a otro, laboratorios de todo el mundo iniciaban una carrera contrarreloj para encontrar una vacuna. Desde ese primer contagio de coronavirus hasta ahora, ha pasado un año y durante ese tiempo se ha probado el confinamiento extremo, restricciones variadas pero la solución siempre ha pasado por ser la misma: encontrar una vacuna que nos haga vencer al virus. En eso está trabajando la comunidad científica uniendo todos sus recursos posibles y de momento han logrado dos resultados que parecen prometedores: los de las farmacéuticas Pfizer y Moderna.
Con esta alternativa ya sobre la mesa y, pendientes de su transporte, distribución y de que se organice un calendario de vacunación, todo apunta a que esta estrategia avanza y eso también nos hace tener miedo. ¿Por qué al llegar a este punto ahora hay gente que no quiere ponerse la vacuna del coronavirus?
El temor a los efectos secundarios y a ser los primeros en probarla es lo que genera desconfianza de primeras y eso que la propia OMS ha querido llamar a la calma y explicar que las vacunas son seguras. Todas ellas pasan por pruebas rigurosas a lo largo de las diferentes fases de los ensayos clínicos y, siguen siendo evaluadas regularmente una vez comercializadas.
Sin embargo, sí que es habitual que una vez puestas estas puedan provocar una reacción que, por lo general es leve y temporal, como puede ser el mismo dolor en el lugar donde nos han puesto la inyección o algo de febrícula, que es precisamente lo que sufrió uno de los jóvenes que participó como voluntario de la vacuna contra el COVID-19 en Fase II del ensayo clínico de Janssen y nos lo contó a Yasss.
En el caso avanzado ya de las vacunas de Pfizer y Moderna, ambas han anunciado que su eficacia supera el 90%, pero ¿están libres de efectos adversos? Por lo visto, los participantes de los ensayos sí que han experimentado efectos secundarios después de recibir la inyección y han comparado reacciones.
En el caso de la vacuna de Pfizer, 45.000 voluntarios de seis países son los que se apuntaron a los ensayos clínicos de esta vacuna y, de ellos, 38.955 son los que continuaron con el programa y después de recibir la primera inyección, casi todos coinciden en una cosa: sintieron dolores corporales, fiebre alta, dolores de cabeza y agotamiento. Algo no muy distinto de una gripe o de una gran resaca, que se acusa más al recibir la segunda dosis.
Uno de los participantes manifestó que tras esta segunda inyección temblaba tanto que se rompió parte de un diente. "Me dolía tan solo acostarme en la sábana", le dijo a CNBC. Aunque sigue estando a favor de vacunarse, solo que da un consejo a los que se animen. Recomienda esperar al fin de semana para tener tiempo para descansar.
Por ahí está la buena noticia, el malestar de la vacuna dura apenas un día y después solo queda ya sentir más tranquilidad por haberse protegido y, de paso, haber servido de ayuda a la ciencia. Algo que también se ve prácticamente igual en la vacuna de Moderna puesta a 30.000 voluntarios. Sus efectos secundarios pasa en algunos casos por los mismos síntomas: fatiga, dolores musculares y articulares, dolores de cabeza y en el lugar de la inyección. Los síntomas son leves o moderados y duran muy poco, pero ha habido algunos casos algo más severos.
"Si esto funciona, la gente tendrá que endurecerse. La primera dosis no es gran cosa. La segunda dosis definitivamente te dejará sin vida por el día", señaló a la CNBC una de las participantes de Moderna, una mujer de Carolina del Norte de unos 50 años que se negó a ser identificada y que mantiene que está bien advertir a los participantes de que se tomen un día libre después de la segunda dosis por si les aparecen estos síntomas.
La vacuna no deja fuera al resto de medidas sanitarias
Aunque todos los efectos que se han comprobado no son muy diferentes de los que se experimentan con otras vacunas o de lo que se siente cuando uno contrae la gripe, durante los ensayos clínicos pueden surgir otros incidentes adversos que siempre requerirán de más investigación. Descubrir si estas vacunas tienen más complicaciones a largo plazo es algo todavía que no se puede determinar, pero sus creadores sí que coinciden en que aún estando ya vacunados y que tanto Pfizer y Moderna son ejemplos de gran efectividad, no se podrá bajar igualmente la guardia.
Vacunarse nos puede dar cierta tranquilidad, pero no va a eliminar por arte de magia al virus. Lo ha advertido el mismo presidente de Moderna, Stéphane Bancel, para que no nos confiemos del todo y vayamos con prudencia: "No es ninguna bala de plata contra el coronavirus”, remarcando la importancia de seguir con las medidas sanitarias.