El candado dental para adelgazar que ha indignado a las redes y a los expertos: "Es un elemento de tortura"

Las dietas restrictivas, el ejercicio extremo, y los filtros de belleza suman un enemigo a la lucha contra la gordofobia: el candado dental
La Universidad de Otago ha creado el DentalSlim Diet Control, un dispositivo similar a la ortodoncia que evita que abras la mandíbula más de dos milímetros
Las críticas de expertos y de las redes no han tardado en aparecer: “¿Cómo se atreven a reducir la obesidad a ‘los gordos simplemente no pueden dejar de comer’?”
En el universo sin límites que es internet hay un oscuro recoveco para todo lo que tiene que ver con la apariencia. Con un solo clic podemos comprar productos adelgazantes de dudosa seguridad, adentrarnos en foros en los que se promueve la anorexia y la bulimia o imitar a influencers que siguen dietas con tan pocas calorías que además de adelgazar, ponen su vida en peligro.
Si buscas “cómo adelgazar” encontrarás 30.900.000 resultados, siendo frecuentes tips para perder peso rápido, consejos para dejar de comer y que tus padres no lo noten, o incluso métodos para inducir el vómito. Pero, ¿por qué sucede esto?
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Desde niños nos han vendido la creencia de que la delgadez es sinónimo de salud y el sobrepeso de enfermedad, sin medias tintas ni matices. Muestra de ello es que si una persona en infrapeso o con peso normativo sube una foto comiéndose una pizza, los comentarios son “ojalá ser como tú” o “qué envidia”. En cambio, si quien sube la foto tiene sobrepeso, todos le recriminan hacer apología de la obesidad, juzgan su estilo de vida y le criminalizan hasta la saciedad. Esto refleja un hecho indiscutible: no nos importa la salud, nos importa la apariencia.

Para estar delgados nos sometemos a todo tipo de prácticas, desde ejercicio extremo o dietas totalmente nocivas, hasta ponernos un candado en la boca.
El candado dental, una técnica para adelgazar
Se llama DentalSlim Diet Control y su nombre no deja mucho a la imaginación. Es un dispositivo similar a la ortodoncia que se coloca en algunos dientes inferiores y superiores, y mediante unos potentes imanes evita que la persona pueda abrir la mandíbula más de dos milímetros. De esta forma, sólo es posible hablar e ingerir líquidos.
Desde el British Dental Journal, la revista médica que ha publicado el primer estudio sobre este dispositivo, aseguran que el candado dental es efectivo, logrando una pérdida de peso media de 6 kilos. La gran pregunta es, ¿a qué coste?
El estudio piloto fue llevado a cabo con siete mujeres con obesidad en Dunedin, Nueva Zelanda, a las que durante dos semanas les suministraron una dieta líquida baja en calorías. Las participantes afirmaron posteriormente que su calidad de vida era menos satisfactoria, que se sentían avergonzadas y que habían experimentado incomodidad al hablar.
Según los expertos de la Universidad de Otago, que es la que ha llevado a la vida este proyecto tan polémico, el principal inconveniente es “el cumplimiento”, ignorando las secuelas psicológicas del candado dental y responsabilizando a la gente con sobrepeso y obesidad por comer más de la cuenta y no tener disciplina a la hora de perder peso.
Ante las críticas, han querido clarificar que “la intención de este dispositivo no es perder peso a largo plazo o de forma rápida, sino ayudar a gente que necesita someterse a una operación quirúrgica y no pueden hasta que adelgacen”, tal y como explicaban en su Twitter.
Las críticas de expertos: gordofobia y riesgo de TCAs
Ante tal impactante noticia, las críticas no tardaron en surgir, y la mayoría coincidían a la hora de considerar el DentalSlim Diet Control como un instrumento de tortura moderna.
Emma Becket, doctora en nutrición molecular, se mostraba tajante: “Deberían estar avergonzados. ¿Cómo se atreven a reducir la obesidad a ‘los gordos simplemente no pueden dejar de comer’? Confiaba en que una universidad supiera los determinantes sociales tan complejos sobre el peso y la salud, y el peligro de avergonzar a otros por su peso”.
Tal y como Becket ha expuesto, el candado dental se basa en la creencia estigmatizante de que las personas gordas lo son porque no pueden parar de comer, y forzarlas a cerrar la boca es la solución del problema. Se ignora por completo la influencia de la salud mental en nuestros hábitos alimenticios, la presión social que reciben las personas con un cuerpo no normativo, y el aumento del riesgo de TCAs (Trastornos de la Conducta Alimentaria) al promover técnicas de adelgazamiento restrictivas y que inducen la culpa y el miedo.
Por su parte, Sarah Baker, psicóloga y profesora especializada en la relación entre odontología y la salud mental, lanzaba algunas preguntas respecto a la ética y fiabilidad del estudio: “¿Una investigación con sólo 7 participantes? ¿Perder 6,36 kilos en dos semanas es algo recomendado por nutricionistas? ¿Qué ocurre si se produce un ataque de pánico o un atragantamiento?”.
Sin embargo, los expertos no han sido los únicos en cuestionar la utilidad y la moralidad del candado dental. “Cerrar la boca a las personas gordas es una meta constante en el mundo gordófobo”, reflexionaba Magdalena Piñeyro, cofundadora de la página Stop Gordofobia. “Que dejemos de comer. Que dejemos de tragar. Que dejemos de alimentarnos. Y lo cierto es que no importamos. Sólo nos ven como un objeto fallido que modificar, mejorar o exterminar, una cifra que reducir”.
“Me parece que es una completa y absoluta aberración”, afirmaba Alba Nevado. “Es un elemento de tortura. Estás haciendo que el hecho de comer, el hecho de disfrutar de algo que es de vital importancia y súper necesario para el ser humano se convierta en una tortura”. También explicaba la constante presión que sufren las personas con sobrepeso u obesidad. “Tú no tienes ni idea de cómo lleva esa vida esa persona, de lo que hace, del o que necesita, de si puede o no hacerlo. Y evidentemente hay una gordofobia extrema, y por eso hay discriminación laboral, hay miles de casos en los cuales hay suicidios, por eso la gente le teme muchísimo a comer”.