A sus 25 años de edad, Anya Taylor-Joy es una de las actrices más importantes de su generación. Comenzó su carrera como modelo y poco después consiguió su primer papel en una película, en 'The Witch', de Robert Eggers. El éxito y reconocimiento mundial le llegó en 2020, con el estreno de 'Gambito de dama' en Netflix y el Globo de Oro que consiguió interpretando a Beth Harmon.
La historia que se cuenta en la serie 'Gambito de dama' gira en torno a una joven huérfana que se vuelve adicta a los tranquilizantes y que es apuntada desde pequeña a torneos de ajedrez, convirtiéndose durante su adolescencia en una gran jugadora. Pero a medida que mejoran sus habilidades con el juego de mesa, empeoran sus adicciones. No debió de ser fácil interpretar a un personaje como este, y así lo ha reconocido Anya Taylor-Joy.
En una entrevista para la revista británica Tatler, la actriz promociona su nueva película, 'Última noche en el Soho', dirigida por Edgar Wright y presentada fuera de concurso en el Festival de Venecia. Allí reconoce que está intentando parecer una señorita y dejar de ser "una niña": "¡Estoy intentando parecer profesional!", bromeaba con la periodista que la entrevistó.
Más adelante reconoce que el éxito tan repentino e inabarcable que consiguió la protagonizar la miniserie para Netflix 'Gambito de dama' no ha sido fácil de asimilar para ella. Y es que, en el primer mes de su estreno, más de 62 millones de personas vieron, al menos, dos minutos de esta producción, lo que necesariamente se traduce en más de 62 millones de personas en el mundo que saben quién es ella. ¿Cómo se gestiona eso?
"Era una nueva etapa de mi vida para la que no estaba preparada, y eso me hacía sentir impotente", reconoce la joven actriz. Además, habló abiertamente de que en varios momentos de su vida ha experimentado problemas lidiando con el estrés crónico.
Por ejemplo, durante el confinamiento a causa de la pandemia de coronavirus. A ella le pilló en Londres, en la casa que acababa de comprar. Para adaptarse a ese encierro impuesto por los gobiernos, Anya se refugió en la lectura, y cuando se sentía más estresada bailaba música funky de los 80. "Eso y pegar puñetados a la almohada son la mejor terapia", comentó.
Otro de los momentos en los que el estrés crónico volvió a hacer acto de presencia fue, precisamente, durante el rodaje de 'Gambito de dama'. "Sobreviví gracias a coca cola light, cigarrillos y café", confesó. Además, se acostaba a las 8 de la tarde para poder descansar bien y rendir a tope en el set, lo que también le generó ciertos sentimientos de culpabilidad: "Es difícil cuando eres joven no sentirte culpable por no estar haciendo ese tipo de cosas que se supone que tienes que hacer cuando tienes 25 años. No tengo tiempo de tener resaca".
En la actualidad, según reconoció, lleva mejor lo de ser tan famosa y seguir teniendo vida social con amigos y seres queridos. Ha aprendido a organizarse para poder seguir adelante con su trabajo y con los ratos de ocio que necesita.