La plaza de Chueca, en Madrid, es uno de los puntos de referencia del colectivo LGTBI. Justo en este mítico lugar ocurrió una agresión tránsfoba el pasado viernes 28 de agosto. Sobre las cuatro y media de la tarde, Alma Alfonso estaba cantando con su pequeño equipo como ha hecho otras veces. En un momento dado, un hombre se le acercó y comenzó a insultarla y a gritarle que no era una mujer, hasta llegar a agarrarla del cuello.
Después de reponerse de lo ocurrido y pasar por comisaría para denunciar al agresor, Alma contó en un hilo de Twitter lo que le había ocurrido para desahogarse de camino a casa. Su hilo se volvió viral, superando los 7.000 RT y los 15.000 me gusta.
"Hoy he sufrido mi tercera agresión por transfobia en la vía pública", comenzaba diciendo Alma. "Esta tarde, mientras actuaba en la plaza de Chueca, en Madrid, un tío me ha reconocido como mujer trans y le ha parecido una buena idea acercarse a mí mientras actuaba para directamente cogerme por el cuello y amenazarme de muerte si no me marchaba de allí inmediatamente, literal", explicaba.
Según ella misma contó a través de su cuenta de Twitter, el hombre la agredió de repente mientras la amenazaba de muerte. Además, también intentó golpear a la perrita que la acompañaba, y cuando su novio se metió en medio para ayudarla, el agresor también lo golpeó en el brazo.
Todo esto ocurría a plena luz del día en una plaza concurrida. La gente que estaba en las terrazas enseguida llamó a la policía, que acudió con rapidez y se llevó al hombre detenido. Gracias a la repercusión de su hilo en Twitter, Alma ha recibido mucho apoyo e incluso ha recaudado un poco de dinero para reparar el equipo de música que fue dañado durante la pelea.
Hemos hablado con Alma varios días después de esta agresión para saber cómo está: "Estos días me lo estoy tomando con calma", cuenta, "pero no pienso dejar que esto me limite como persona y volveré a actuar. Sin embargo, necesito tomarme un respiro antes de retomar esa parte de mi trabajo". A pesar de lo ocurrido, se muestra contenta y agradecida a toda la gente que la ha ayudado: "Recaudamos más del doble de lo que necesitaba para poder recuperar mi equipo. Mi pareja y yo nos decidido donar el excedente a otras campañas trans".
Para ella, la parte más importante de contar su experiencia en público es concienciar a la gente de que las personas trans se exponen a este tipo de agresiones y conductas de odio por el simple hecho de existir. No tiene ninguna duda de que discursos como el de las personas terfs, feministras excluyentes, que han alzado su voz en los últimos meses para atacar a las personas trans, se traducen en hechos tan desagradables como el que ella ha vivido: "Los discursos transodiantes de la extrema derecha, organizaciones como Hazte Oír o las supuestas feministas, diseminan odio contra las personas trans", explica. "Somos un colectivo ya de por sí estigmatizado y rechazado socialmente. No somos una teoría ni un esencialismo, somos personas reales con vidas reales luchando por nuestros derechos y tratando de sobrevivir a tanto rechazo y odio irracional. Obviamente esos discursos blanqueados no ayudan a la integración de mi colectivo, más bien están orientados a producir más rechazo. Esto en ocasiones desemboca en violencia física directa solo por ser trans y existir".
Según los datos de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales, en 2018, más del 40% de personas trans sufrieron amenazas o maltrato en España, y el 70% de los encuestados declararon haber sido insultados.
Además, este colectivo es el que más problemas tiene para acceder a un puesto de trabajo. Esta misma semana conocíamos la noticia de la modelo Maxine Heron, que se quedó sin trabajo después de decir públicamente que era una mujer trans.
En Madrid, el pasado mes de febrero abrió Ámbar, un proyecto de inserción sociolaboral dirigido al colectivo trans de esta comunidad, con el objetivo de impartir formación y asegurarles entornos laborales seguros.