Los que esperaban ver a una Shakira altiva, vengativa y rencorosa en la primera entrevista que ha dado desde el lanzamiento de su exitosa sesión 53 con Bizarrap, se equivocaban. La artista, a pesar de estar en el mejor momento de su carrera y de su fama internacional, respondió a las preguntas del presentador mexicano Enrique Acevedo con una humildad que ha enternecido a sus fans. Y hasta a sus haters.
Shakira habló a corazón abierto no sólo de su recuperación tras su sonada ruptura con Gerard Piqué, sino de todos los dolores y las dificultades que ha pasado en la vida. Desde fuera, puede parecer que lo tiene todo: belleza, éxito, dinero, una gran reputación, talento y, hasta hace poco, una familia feliz. Sin embargo, en esta larga conversación, nos hemos dado cuenta de que la colombiana es una mujer sensible y vulnerable que ha sufrido dependencia emocional, falta de autoestima y que, en los últimos meses, ha visto cómo se rompía su sueño vital.
En la parte más íntima de su intervención, confesó que la vida siempre la ha puesto en "situaciones incómodas" y, por eso, siente que ya ha "vivido muchas vidas, como los gatos", sin saber qué más le puede deparar. Una de esas malas situaciones fue el trágico momento en el que los negocios de sus padres quebraron y pasaron de ser una familia (de nueve hermanos) acomodada, a pasar necesidades. "Recuerdo vívidamente el día en el que, con 8 años, entré en mi apartamento y mis padres habían tenido que vender los muebles y los dos coches que teníamos", decía en una entrevista anterior, que nos ayuda a contextualizar sus palabras en la televisión de México.
Fue en ese justo momento, la tarde en que sus padres la llevaron a un parque donde había niños "huerfanitos y con los pies descalzos", cuando decidió que tenía que triunfar en la música, por ella, por su familia, y por ayudar a los necesitados. Ése sueño, el del triunfo, está más que cumplido pero, como tantas mujeres que han sido educadas en el y comieron perdices, Shakira también soñaba con tener un marido, unos hijos; una familia. Tanto, que hasta ha reconocido haber sido "dependiente emocional de los hombres".
Si echamos la vista a atrás, otra de las grandes decepciones amorosas de la barranquillera tiene nombre y apellidos: Antonio de la Rúa. Ambos tuvieron una relación de 11 años y hasta planeaban casarse, pero el deseo de Shakira de ser madre les separó definitivamente. Hasta ahí, era una ruptura normal. Civilizada. Pero todo se torció cuando el argentino, que la había acompañado durante tantos años en su carrera musical, la llevó a juicio para pedirle una compensación económica por dicho apoyo a su carrera.
De la Rúa perdió y en el fango de su separación, Shakira se fue a grabar el videoclip del waka - waka y conoció a Gerard Piqué. Con él, tuvo los hijos con los que tanto soñaba, Sasha y Milan - quien, por cierto, fue la personita que la animó a llamar a Bizarrap para hacer una colaboración con él - pero, de nuevo, una dolorosa infidelidad hizo añicos su cuento de hadas. Ahora, una sabia y empoderada Shakira ha aprendido a aceptar el dolor porque "es parte de la vida": "Antes pensaba que la mujer necesitaba un hombre para completarse, pero ahora siento que yo me basto a mí misma y que he salido fortalecida", dijo ante miles de espectadores, demostrando que sí es una mujer triple M y que está más buena, más dura y tiene mucho más level.