La Fundación FAD Juventud, en su último informe "Jóvenes y racismo. Estudio sobre percepciones y actitudes racistas y xenófobas entre la población joven de España", ha presentado hoy mismo sus conclusiones. De la una muestra realizada sobre 1200 jóvenes, entre 15 y 29 años, que han respondido sin tapujos a los dilemas sociales que se les planteaban, se extrae que un preocupante 25% de ellos muestran actitudes racistas y xenófobas reconocibles.
Como siempre, la comunidad gitana y los inmigrantes procedentes del litoral africano son el blanco de todas las críticas, ahora globalizadas con el soporte de las redes sociales. También, mucho más presentes en el género masculino que en el femenino, según esta misma encuesta masiva. Sin embargo, en Yasss hemos encontrado a una joven, mujer, trabajadora de 31 años que se declara abiertamente “racista”.
A.M. ha explicado su visión de la inmigración, con un discurso que, si bien ya está muy manido, es el suyo y es el que defiende: “Sé que no todos los inmigrantes son malos y que muchos de ellos vienen en busca de una vida mejor, pero sus culturas son muy diferentes a las nuestras y tratan de imponernos esas culturas”, dice, siendo las culturas de otras etnias las que más contrastan, bajo su punto de vista, con las del mundo occidental.
El informe de la FAD determina que un 24% de los jóvenes de hoy en día no tendría a un inmigrante como vecino, a un 25% no les gusta que ocupen cargos en la policía y al 30% no parecería bien que un extranjero fuese el alcalde su localidad. Lo cierto es que, para una buena parte de la juventud, como le ocurre a A.M., la llegada de la inmigración a nuestro país no se ve como una oportunidad, sino como una invasión:
“En España, los inmigrantes tienen una vida mucho más cómoda que la de los propios habitantes, buscan las ayudas y las subvenciones. Muchos tienen la delincuencia como su forma de vida y la seguridad de mi país se ha visto afectada por esto”, dice esta licenciada en derecho y económicas, a pesar de que es el 14,4% de los inmigrantes los que han sufrido (y no ejercido) la violencia por racismo.
En cuestiones de género, hace diferencias. Para ella, hay muchos "inmigrantes machistas" que no se adaptan a nuestros valores occidentales, mucho más avanzados que los suyos en este sentido (en cuestiones como el velo, el burka, el matrimonio concertado, etc). Y, concluye, si por ella fuese, preferiría que la inmigración fuera solo femenina: "Hay mujeres que salen de países opresivos y quieren una vida mejor para sus hijos y sus hijas. En líneas generales son muy trabajadoras y pueden adaptarse mejor. El inmigrante masculino, no me gusta".