La vida de Chanel empezó a cambiar cuando se presentó al Benidorm Fest con su canción ya conocidísima ‘SloMo’. En su paso por el festival no pasó en absoluto desapercibida, sino todo lo contrario, y no solo porque resultase vencedora, sino porque nadie se imaginaba que la artista fuera capaz de bailar y cantar de esa manera tan espectacular al mismo tiempo.
Con su participación en el Festival de Eurovisión se dio a conocer en toda Europa, fueron muchas las personas que aplaudieron su actuación y ahora es una de las artistas españolas más internacionales. Es por eso que su vida ha dado un giro de 180 grados en los últimos meses y eso que solo ha sacado una canción, por ahora; ya que ha compartido con sus seguidores que está trabajando muy duro en el estudio preparando sus próximos temas.
Es más, a su lado en esta nueva aventura está, una vez más, Leroy Sánchez, que fue el compositor de ‘SloMo’; y hace unos días informó a sus seguidores de que se encontraba en Miami.
Chanel no estaba acostumbrada a ser reconocida por la calle, ni mucho menos, ha sido ella quien ha contado a la revista ‘Elle’ que le sigue sorprendiendo esto a día de hoy: “Para mí es muy raro todavía hoy en día saltar a la calle y que la gente se me quede mirando. Pero lo que me sale siempre es sonreír”.
Pues bien, ahora, precisamente por el cambio que ha dado su vida en los últimos meses, ha tenido que adoptar algunos cambios como, por ejemplo, cambiar su nombre en Cabify: “sólo para poder ir tranquila a los sitios”, ha contado a 'Elle'.
Y así de esta manera se asegura que los conductores no la reconozcan antes de recogerla. También ha contado que, por ejemplo, cuando llama al teléfono de atención al cliente de empresas como Ikea, lo que escucha nada más dar sus datos es a la persona que se encuentra al otro lado felicitándola por su trabajo.
Ella lleva luchando por su sueño de vivir de la música desde que era muy pequeña y parece que por fin lo ha conseguido. En esta entrevista, cuenta también que cuando tenía tan solo 14 años hizo un curso intensivo en la Royal Academy of Dance de Londres: “Me fui con una de mis mejores amigas, solas, sin padres. Recuerdo que no les pedí ir antes porque pensaba que era muy pequeña para ir sola. Pero la directora de mi academia les dijo: ‘Esta niña tiene talento’, y ellos me apoyaron, me dijeron que iban a darme alas para que volara. Fue la primera vez que me despegaba de ellos, que sentía que no se trataba de unas vacaciones, sino que iba a construir algo especial”.