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Todo sobre la sumisión química con pinchazos: A quién pedir ayuda, cómo denunciar y qué hacer para cuidar tu salud física y mental

A lo largo del último mes, decenas de chicas han relatado en redes sociales una experiencia idéntica: estaban de fiesta y fueron víctimas de sumisión química. Desgraciadamente, se trata de un delito que nos acompaña desde hace años, pero recientemente ha dado un giro que ha alertado a toda la población española: la droga en la bebida se ha sustituido por un pinchazo casi imperceptible en la pierna.

El pinchazo, la nueva técnica de los agresores sexuales

La cifra de jóvenes que han notado un pinchazo en la pierna mientras estaban de fiesta es cada vez mayor. Nos acercamos a pasos lentos pero firmes a los datos de Reino Unido, que registró en 2021 aproximadamente 1.300 denuncias por sumisión química con una jeringuilla. Pero, ¿qué es esta técnica y cómo podemos protegernos?

Lo primero que debemos saber es qué es la sumisión química, una técnica que consiste en drogar a una persona (generalmente mujeres jóvenes) para abusar sexualmente de ella o para robarla. La sumisión química tradicionalmente se realizaba echando en la bebida de la víctima alguna sustancia como escopolamina (más conocida como burundanga), GHB o éxtasis, benzodiacepinas (más conocidas como ansiolíticos), LSD y ketamina. Es importante recordar que no existe “una droga de los violadores” como tal, ya que se han registrado más de cincuenta sustancias posibles, entre ellas el propio alcohol: se emborracha a la víctima sin que esta sea consciente de la cantidad de alcohol que está consumiendo.

Lo que el agresor busca es que la víctima se maree, se encuentre confusa y se vuelva más sugestionable. Esto ha ocurrido de forma recurrente en España durante los últimos años, pero en los últimos meses la dinámica de los agresores ha cambiado: ya no se mezcla la droga en la bebida, sino que se inyecta de forma sutil en las víctimas.

Lo más habitual es que este tipo de agresiones se produzcan en discotecas o festivales masificados en los que no es raro que una persona te roce al pasar cerca. Además, suelen escoger a víctimas que han bebido para que sea menos probable que noten el pinchazo. Después, esperan a que la droga haga efecto para engatusar a la víctima y agredirla sexualmente aprovechándose de su estado físico y psicológico: como se encuentra confusa, no dice “no” a la hora de tener sexo, pero es un delito de agresión sexual ya que no hay consentimiento al no estar en pleno uso de sus facultades. Muchas de estas chicas no saben que han sido víctimas de sumisión química, ya que al día siguiente o bien no recuerdan lo ocurrido con claridad, o bien piensan que fue culpa del alcohol.

Teniendo en cuenta el aumento de casos, es urgente crear un protocolo de seguridad en locales de fiesta y festivales para evitar este tipo de delitos. También es importante conocer los síntomas y el protocolo a seguir si sospechas que has sido víctima de sumisión química mediante un pinchazo.

¿Cómo sé que me han pinchado?

El primer síntoma es el más evidente: un pinchazo, generalmente en la zona del muslo ya que es más accesible para el agresor. Además, puede aparecer una pequeña marca en la zona donde has notado el pinchazo, como cuando te pones una vacuna y después se te queda un pequeño punto rojo o incluso un moratón.

Poco después comienzan los síntomas físicos y neurológicos:

  • Somnolencia excesiva y repentina. De repente, te entran muchas ganas de dormir.
  • Dificultad para moverte, como si el cuerpo te pesase mucho.
  • Dolor o adormecimiento en la zona del pinchazo.
  • Mareo, a veces leve con una ligera confusión, y otras veces más grave como si la cabeza se te durmiese y estuvieses a punto de perder el conocimiento. Puedes tener también ganas de vomitar.
  • Despersonalización: sientes que no eres tú, como si estuvieses soñando o como si fueses una autómata incapaz de tomar decisiones ni obrar a voluntad.
  • Desrealización: el entorno que te rodea comienza a parecer irreal, como si fuese un sueño.
  • Visión borrosa y dificultad para escuchar con claridad.
  • Notas que te falta alguna prenda de ropa o que tienes la ropa colocada de una forma diferente a la que tenías al salir de casa (por ejemplo, la ropa interior del revés). Esto puede indicar una agresión sexual.
  • Lapsos de memoria. De repente estás en un sitio y no sabes cómo has llegado hasta allí, no recuerdas bien lo que has bebido o con quién has hablado, estás con desconocidos y no sabes por qué, etc.

La intensidad y variedad de los síntomas dependerá de la droga que se ha utilizado y de la cantidad.

Los riesgos de la sumisión química mediante pinchazo

Además del riesgo de sufrir una agresión sexual o un robo, las víctimas de sumisión química mediante pinchazo se enfrentan a ciertas complicaciones de salud muy graves, entre ellas la posible transmisión de una infección vírica, por ejemplo, del VIH, por el contacto con una jeringuilla contaminada.

Esto ocurre incluso cuando el agresor no inyecta ninguna sustancia, una hipótesis se está barajando ya que algunas víctimas no presentan ninguna droga en sangre, pero sí han sufrido un pinchazo. Esto significa que o bien la sustancia se ha metabolizado muy rápido y ya no hay restos en el cuerpo, o bien el agresor no inyecto nada, solo pinchó a la persona.

Creo que me han pinchado, ¿ahora qué hago?

  1. Actúa inmediatamente. No estás exagerando ni siendo hipocondriaca. Si has notado algo, pide ayuda.
  2. Busca inmediatamente a una amiga o persona de mucha confianza y cuéntale lo ocurrido. La prioridad es que no te dejen sola.
  3. Cuéntaselo (tu sola o con la ayuda de tu amiga) a los trabajadores del local para que hablen con el equipo de seguridad si lo hay y con los dueños. Ellos son quienes tienen que tomar medidas. Si no lo hacen, no te quedes avisando a todas las chicas o buscando al agresor. Eso lo hará o bien la policía o en caso de que nadie haga nada, puedes pedírselo a alguna persona de tu grupo social, pero tu prioridad es protegerte.
  4. Llama a la Policía. Explícale lo que ha sucedido para que puedan acudir al local y proteger al resto de chicas presentes. Comunícales que vas a ir al hospital, para que sepan que no vas a estar presente cuando lleguen. Puedes pedirle a algún amigo que espere en el local para hablar con la Policía.
  5. Acude al servicio de urgencias hospitalarias más cercano. Si quieres, por el camino puedes llamar para contarles lo ocurrido y que te den pautas específicas en función de tus síntomas. No vayas sola, pide a alguien que te acompañe, y si te sientes mareada o desorientada, pide a tu amiga que llame una ambulancia. Tras realizarte los análisis pertinentes para averiguar cuál es la sustancia y detectar cualquier posible infección, los sanitarios te ayudarán a denunciar lo ocurrido inmediatamente y recogerán las pruebas por si prefieres ir a casa y denunciar pasados unos días.

Cinco cosas que debes saber si eres víctima de sumisión química

  • De cara a mejorar la intervención médica, intenta no beber ni orinar desde que notas el pinchazo para aumentar la probabilidad de que en la analítica encuentren la sustancia que se te ha inyectado. Si bebes agua o más alcohol y vas al baño, existe la probabilidad de que expulses de tu cuerpo la droga y los médicos no puedan averiguar qué era exactamente.  
  • De cara a facilitar el proceso legal de denuncia, intenta recordar todo lo que puedas del agresor o incluso hacerle una foto. Si tenía algún rasgo identificativo (tatuajes, pendientes, alguna cicatriz o marca, el corte de pelo, etc.), anótalo. Luego se puede olvidar por los nervios y el efecto de la droga.
  • Durante todo este proceso es normal sentir miedo, pero no debes sentirte (ni deben hacerte sentir) culpable ni avergonzada.
  • Lo que ha ocurrido es responsabilidad del agresor, nunca de la víctima. La solución no es ni dejar de salir de fiesta, ni machacarte por haber bebido alcohol. Como sociedad, es prioritario educar a todos los jóvenes en la igualdad en vez de educar a las mujeres en el miedo. Esto significa garantizar la seguridad en cualquier lugar: da igual que estés en el instituto, en un local de fiesta, en un callejón oscuro o en la calle más transitada de tu ciudad, tienes derecho a vivir tranquila y a volver a casa sana y salva.  
  • Algunos teléfonos que pueden resultarte útiles son el de la Policía Nacional (091), Policía Local (092), Emergencias (112), Guardia Civil (062) o el Teléfono de Violencia de Género (016).