Britney Spears y Sam Asghari ya son marido y mujer. La feliz pareja se casó este fin de semana rodeada de amigos y la familia del novio en una ceremonia emotiva y muy feliz para la cantante. Madonna, Drew Barrymore o Paris Hilton formaron parte de la gran lista de invitados que no se quisieron perder el enlace. Todo salió como los novios esperaban, salvo por el intento de sabotaje del primer novio de Britney. Jason Alexander fue detenido por la policía mientras intentaba acceder al domicilio de la que fue su expareja y amiga de la infancia. Según TMZ, la intención del primer marido de la princesa del pop era sabotear el enlace. Un inesperado ‘paren esta boda’ que hasta pretendía retransmitir en directo en su Instagram. Por suerte, no logró cumplir con su objetivo.

Los novios se conocieron en 2016 grabando el vídeo musical de Slumber Party. “Él sabía mi nombre, pero no me conocía realmente (…) Empezamos a hablar acerca de sushi y otras cosas que nos gustaban y quedamos para ir a comer sushi un día” contó Britney a principios de 2017 en US Magazine.

El intercambio de teléfonos no tardó en llegar y comenzó a surgir el amor. "Me acabó dando su número y cinco meses después me encontré la nota en la mochila. Y pensé: ‘Pues es muy mono’. Así que lo llamé y ahí empezó todo… Es un chico muy divertido”, contó Britney Spears sobre cómo empezó la relación con él, que hizo pública a principios de 2018. Britney está locamente enamorada y presume de anillo en sus redes sociales, aunque siendo consciente de quién es y del importante patrimonio que atesora, ha querido dejar las cosas bien claras (y firmadas) antes de pasar por el altar.

Fuentes cercanas a la pareja de recién casados señalaron a la web TMZ que tienen un acuerdo prenupcial blindado en el que Sam no recibirá ni un dólar de la fortuna que Britney atesora hasta este momento. Se estima que Britney tiene un patrimonio valorado en más de 60 millones de dólares. Este acuerdo, no obstante, no incluye el dinero que Britney pueda ganar a partir de ahora o las compensaciones en el caso de que tuviesen descendencia, algo que la pareja ya ha manifestado desear en varias ocasiones y que se truncó esta primavera con un aborto de Britney pocos días después de anunciar que estaba embarazada.

El acuerdo prenupcial era algo que todo el mundo daba por hecho después de los litigios a los que Britney se ha tenido que enfrentar por culpa de su familia, a la que no invitó a la boda. El propio Sam bromeó con la posibilidad de que él mismo pidiese a la artista que ella firmase un acuerdo prematrimonial cuando anunciaron su compromiso, para “proteger su jeep y su colección de zapatos”, en caso de que ella rompiese con él alguna vez.

 Britney ya firmó un contrato prenupcial antes de casarse con Kevin Federline en 2004. El bailarín, sin embargo, acabó recibiendo en 2007 un millón de euros como compensación matrimonial, además de custodia compartida de sus dos hijos, que por aquel entonces tenían seis meses y año y medio.